Quiero ser...

Es carnaval, hoy la luna se ha puesto colorete en las mejillas y purpurina en las pestañas. Se ha disfrazado de sol, un traje lleno de lentejuelas amarillas desenfocadas y brillantes. Ríos de fantasía me arrastran calle abajo rodeado de hadas, piratas, demonios y mariposas. Cada mirada es nueva, como volver a jugar al escondite, donde toda persona se esconde en sí misma bajo un nuevo "yo".

Capas donde esconder la fragilidad del hombre al contacto. Capuchas para inspirar o expirar... mirar medias, p.onu.cia. m.di.s p.labr.s, buscar su iris en tu pupila. Antifaces para retener miradas, incitar impulsos, ocultar menos las ganas. Armas donde clavar faltas de respeto. Plumas donde anidar y Alas para prestar.

Un juego. 3 reglas:

· No está permitido esconderse tras una cara triste.
· Ojos y Labios, dos únicos (porque son uno) caminos para compartir la piel.
· Todos se esconden y todos se buscan. Se buscan en "si".

((Una pista: Si cierras los ojos, Todo, es más, y Nada, superior))

Un día de esos días...

Declarados "hasta-ver-color" días de luto. Se han muerto esta noche.

Ser o ser menos

De cada fuego quedan restos, recuerdos que el tiempo no hace olvidar... ¿Es que nadie le ha dicho al tiempo que los recuerdos no abrazan... que los recuerdos no besan?.
Tantas noches sentado en la penumbra, iluminado por el gastado brillo de mis ojos, sigo soñando oír de tus labios una canción dedicada, para sentir que aún hay algo para mí dentro de ti.
Camino por calles sin esquinas para evitar la esperanza de pensar que podría tropezar contigo al doblarlas. Esperanzas perdidas como las hojas del árbol donde grabamos nuestro amor... (curiosamente era perenne... y se ha quedado sin hojas).

Mi sábana aún llora tu ausencia arrugándose en sí misma para perfilar tu figura, tomando una forma que encaje en el hueco de mi manos. ¿Cómo evito echar de menos cosas que no he vivido? ¿Y las que he vivido? ¿Cómo evito las noches frías de invierno, y las noches frías de agosto... y cada noche sin ti? Sólo hay noches frías entre éstas paredes. Podías haberme enseñado a desnombrarte, al menos, con los ojos mas que con la boca... ¿Es que nadie se detuvo a decirle al tiempo que tus recuerdos no me sirven de nada... de nada... si no estás aquí?

Todo ha tomado un color extraño... un gris-oscuro que no sabía que existía... mas bien parece un negro iluminado. Suerte que he traído mis tizas de colores. Estoy pensando en decorarme, nunca soporté sentirme desnudo... quizás pintar mis penas de negro-amapola, tu ausencia en blanco-roto y mis ganas olor vainilla... No será menos gris, pero sin duda... será.

Memorias de una Geisha

El corazón perece de una muerte lenta, se desprende de cada esperanza como si fueran hojas... hasta que un día no queda ninguna, ninguna esperanza, ya no queda nada. Ella se pinta el rostro para ocultar su rostro, sus ojos son como el agua profunda. El deso no existe para la Geisha, el sentimiento no existe para la Geisha. La Geisha es una artista del mundo etéreo... ella baila, canta, te entretiene... todo lo que quieras, lo demás son sombras, lo demás es secreto. [...]

No le puedes decir al sol, más sol, ni a la lluvia, menos lluvia. Para un hombre, una Geisha solo puede ser media esposa, somos las esposas del anochecer, y aun así, descubrir la amabilidad después de tanto desprecio, comprender que una chiquilla con más valor del que ella misma sabía, iba a descubrir que sus oraciones recibían respuesta. ¿No puede eso llamarse felicidad? Después de todo, éstas no son las memorias de una emperatriz, ni de una reina... éstas son otra clase de memorias...

Mínimo: Dos opciones

No se puede empezar a amar con llagas en las manos, porque el acariciar duele, ni con llagas en los labios, porque el besar también duele... Además, no es empezar, porque no se puede empezar a amar con heridas, porque no es empezar, solo continuar... Y claro que puedes continuar amando, aunque tenga otro rostro, siempre que aguantes el dolor... el dolor constante que produce el tacto de un corazón ajeno en contacto con el tuyo. Puedes vendar con guantes tus manos para no perder su olor y robar besos para que no dejen huella, dolería menos. También podrías vendar tu ojos y seguir soñando... porque, cuando se sueña no duele.

Entonces... solo te quedará aguantar el mal olor de la "flor de la esperanza" (o aristolochia esperanzae) y no esperar. No esperar nada, porque no llegará nada, porque no ves nada. Sonríe el sol y no lo ves... brilla la luna y no la ves... para ti no habrá nada... y no habrá nada porque no querrás que nada haya. Porque se va a correr la voz, se van a alinear todos los planetas, se repartirán papeles para la gran función, el destino tomará la batuta en su mano mientras el tiempo ultima los detalles con los personajes... todo estará listo para que la función, tu función, titulada "Todo Me Recuerda a Él", comience tras tu primer paso fuera del portal de casa. Y visto lo visto, decidirás que no te pierdes mucho sin salir de ella.

Pero claro, por supuesto, hay dos opciones, una era esta... la otra, echar alcohol en tus heridas, aunque escueza, un poco de betadine y poner una gasa para no mostrar tus heridas... quien sepa leer tus ojos, no necesitará ver más. No tienes que demostrar nada a nadie, eres fuerte, tu lo sabes... lo sabes...

P. D.: Y nunca olvides... siempre puedes elegir...