jueves, abril 20, 2006

Juego de uno, para dos

A la izquierda...
Nunca descubrió que el no-saber-sentir no era más que no poder o no querer creerse y expresar lo que siente. Su gran arma era soplar a las brasas al tiempo que sus lágrimas las apagaban... A veces, soplaba más fuerte... otras, reprimía menos su llanto.
Un egoísmo ciego que no veía más allá de las líneas que trazaba su mente... un laberinto cada día con más caminos, más opciones, más dudas... pero aún sin salida.

Mientras tanto... a la derecha,
Dentro, abrumado... había días que necesitaba creer en que un mundo tan oscuro debía abrirle el camino al brillo eterno de sus ojos. Había días que tumbado, encogido, no podía más que mirar sus pies, sus manos, su piel desnuda, su corazón vulnerable acorralado entre su amor y la pared. Había días que nunca sabrá que fueron días porque no quería ser consciente del tiempo.

Por ello...
Por un mundo sin marionetas
Por un mundo de dolor a corto plazo
Por un mundo donde poder elegir
Por un mundo... Por humanidad

Nunca digas que no sabes lo que sientes cuando te pregunten
¿Qué sientes por mí?

... Por Humanidad...

jueves, abril 06, 2006

Atardece sobre un embarcadero de madera en la parte sur del lago.
Fue el roce de tus dedos lo que me hizo despertar, olor a musgo y humedad, sensación de vacío y nadie a nuestro alrededor. Se me antoja tu pelo desgreñado, tus rizos cubriendo tu frente entre mis dedos. Tus ojos que se clavan en mis labios... tus labios que merodean mi piel. Tu, tu ... tú y yo.

Acallo el eco de una voz que escondo entre mis puños, una voz que erosiona principios, que desertiza mi ser, que grita NO en si-sostenido. Una voz que no sale de mi boca... pero que estalla en mis ojos. Ojos desencajados que piden abrazos, que no sabes leer, un corazón que pide SOS, que no sabes oír, un tacto frío que estremece mi cuerpo y que no aplaca tus ganas.

Un momento... solo un momento, y todo se acaba.

La hora de terminar y no verte por la ventana, no correr en tu busca y que mis compañeras ya no se mueran de envidia. Me encantaba... quizás era eso lo que más me gustaba. Te imagino, me imagino, me las imagino... es tan gracioso, y soy tan feliz. Me encantaba ¿sabes?... Te llamaré un día para tomar té con pastas, como los príncipes azules.

Un momento... solo un momento, y nada se acaba.