lunes, mayo 29, 2006

Epílogo


Déjame vendar tus manos heridas. Las heridas de tus pies, y sacar las espinas que bajo tu piel anidan.
Déjame sacudir tus rodillas, que de ruegos huecos están manchadas.
Déjame besar tus codos, que gotean el llanto de tus ojos secos... q esconden la humanidad que no te gusta mostrar, la humildad de la que plagado estás.
Déjame, sencillamente, ser abrigo en esta noche, sentirte respirar, mientras que sobre olas-de-luna tus sueños de nuevo partirán a la mar.




No puedo tocar tu piel sin sentir en la punta de mis dedos que grabo a fuego el surco de un deseo oculto y oscuro, fugaz y eterno... duele...
No puedo curar un corazón de cuatro palmos danzables al compás del llanto de un niño... sin regazo ni abrazos de un olor cercano... duele...
No debo forjar recuerdos con espinas que susurran la ausencia de tus labios. Tus labios, que reposan sobre mi pecho... descansas... y es tu aliento que alimenta mi piel... duele...
No quiero tenerte lejos, no puedo tener cerca, no debo siquiera pensar que quiero, puedo o debo... porque estas aquí, entre mis brazos, y no quiero más que poder sentir que debe ser así.




Disfruto al pensar q mojo mis brazos de los tuyos, porque no es agua de tus ojos, es hielo que se derrite, es un latir acelerado que borra huellas ya lejanas.
Disfruto al sentirte enredadera por mis huesos, trepas por mi cuello en busca de mis labios, me amoldo a tus ganas, te amoldas a mi... mientras la lluvia imita nuestros cuerpos suspendidos en el aire.
Disfruto de tus ganas de columpio y castillos de arena, de cometas en el aire, de abrazos bajo el Agua, de besos sobre el Sol, de caricias en la Luna. De ver un punto de luz sobre tu hombro izquierdo.
Disfruto... Que bien contigo... ¿ves?.



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martes, mayo 16, 2006

The End

Un chico afortunado con un Don que no pidió, que no se arrepiente tener, que no le importaría perder... ser un poco más, humano.

¿De qué sirve estar siempre protegido, preavisado y preparado cuando se oxidan tus sueños debajo de esta letal armadura?

¿De qué sirve tener mapas de esperanzas robadas, de tesoros vacíos? ¿De qué sirve... si no hay doncellas después de cada dragón?

Sentir que existe un fin a cada paso de cada nuevo camino, sentir que cada nuevo amor acabará, que cada sueño es humo en un gran huracán que no cesa jamás... saber que morir es lo único eterno que conocerá... y solo querer ser un poco más, humano.


miércoles, mayo 03, 2006

La ópera de un amor

Un amor, una ópera.

Momentos eternos que transcurren pausados, miradas inmensas en la oscuridad de sus besos, caricias de graves tonos que acompañan agudos suicidas que marca su piel.

L'Angelo toca el piano desnudo bajo un almendro, pequeñas flores del color de sus labios caen, anidan en sus alas. El rumor del aire acompaña sus notas.

El amado, tumbado sobre la hierba al filo del estanque, se mira... acaricia su reflejo. Adora saber de su existencia, con su reflejo y con las manos de él.

Les encanta poner sus vidas en manos del otro. El amado salta de precipicios para aprender a volar, L'Angelo se hunde en lo más profundo del estanque para aprender a nadar. Jamás pensaron en la no-existencia de la mano firme que rescata sus sueños y los seca entre sus brazos.

L'Angelo bajo el agua mientras El amado vigila su señal para auxiliar su intento. Un minuto, dos, tres... El amado se mira... sus ojos, sus labios... mientras decora su cuerpo con las flores que naufragan en el agua... Diez minutos, once, doce...

Quererse tanto... y tan poco.

Han pasado años, muchos años... Dicen que sigue tumbado, mirándose llorar en el agua de un mar rojo, sobre una pequeña isla, desnudo... Demasiados minutos.

Too long, too late.